El suelo SPC, o Stone Plastic Composite, es una de las soluciones más avanzadas y versátiles en el mundo del pavimento. Gracias a su estructura rígida y su resistencia al agua, se ha convertido en una excelente elección para cocinas, baños, zonas comerciales y viviendas. Sin embargo, para mantener sus prestaciones y su estética durante años, es fundamental saber cómo limpiar un suelo SPC de forma adecuada.
A pesar de su gran durabilidad, este tipo de suelo requiere una limpieza apropiada que respete sus materiales y acabados. En esta guía te explicamos todos los pasos y consejos para garantizar un mantenimiento eficaz, prevenir daños y alargar su vida útil.
¿Por qué es importante limpiar bien un suelo SPC?
Aunque el suelo SPC es altamente resistente al desgaste, la humedad y los impactos, la acumulación de polvo, arena o productos inadecuados puede afectar con el tiempo su capa superficial protectora. Además, mantenerlo limpio no solo influye en su aspecto visual, sino también en la higiene del entorno, especialmente en espacios de uso intensivo.
Saber cómo limpiar un suelo SPC correctamente implica conocer qué productos usar, qué evitar y cómo actuar ante diferentes tipos de suciedad.
Limpieza diaria: mantener el suelo como nuevo
La limpieza diaria no requiere productos agresivos ni mucho tiempo, pero sí constancia y algunos cuidados básicos. El objetivo es eliminar partículas abrasivas que puedan rayar la superficie, como arenilla o polvo fino.
Recomendaciones para la limpieza diaria:
- Utiliza una escoba de cerdas suaves o una aspiradora con cepillo especial para suelos duros.
- Pasa una mopa de microfibra seca o ligeramente humedecida. Este tipo de mopa atrapa el polvo sin necesidad de mojar en exceso.
- Si es necesario usar un producto limpiador, elige uno específico para suelos SPC o PVC, con pH neutro y sin agentes agresivos.
Evita siempre productos multiusos con lejía, amoniaco o ceras abrillantadoras, ya que pueden dejar residuos o afectar la capa superficial del suelo.
Limpieza profunda: ¿cada cuánto y cómo hacerla?
Además de la limpieza cotidiana, es recomendable realizar una limpieza más profunda cada semana o cada quince días, en función del tránsito de la zona. Esto ayuda a eliminar la suciedad adherida y a mantener el suelo libre de bacterias.
Para ello:
- Barre o aspira el suelo como primer paso.
- Usa una fregona de microfibra muy bien escurrida (el SPC no necesita grandes cantidades de agua).
- Añade al cubo un limpiador específico para suelos SPC o un jabón neutro diluido en agua.
- Friega en la dirección de las lamas para evitar marcas visibles.
- Ventila la estancia para favorecer un secado rápido y evitar condensaciones.
La humedad no afecta al SPC como a otros suelos, pero un exceso continuado podría debilitar las juntas o comprometer la instalación si no está correctamente sellada.
Cuidado con el agua y los productos agresivos
Uno de los errores más comunes al limpiar un suelo SPC es pensar que al ser resistente al agua se puede tratar como un pavimento cerámico. No es así. Aunque puede resistir derrames y humedad, el contacto prolongado con líquidos debe evitarse.
Errores que debes evitar:
- Dejar charcos o derrames sin secar. Aunque no penetre, puede afectar el sellado.
- Usar limpiadores a vapor. La alta temperatura y presión pueden dañar las uniones.
- Aplicar ceras o productos abrillantadores no específicos. El SPC ya cuenta con una capa protectora que no necesita abrillantado adicional.
Además, se recomienda colocar felpudos en las entradas para atrapar la suciedad exterior, así como protectores en patas de sillas y mesas para evitar arañazos por el movimiento frecuente del mobiliario.
¿Qué hacer si el suelo pierde brillo?
Con el tiempo, algunos suelos SPC pueden perder algo de brillo, especialmente si se han utilizado productos inadecuados. En ese caso, no se deben aplicar ceras ni abrillantadores convencionales, que pueden generar residuos y dificultar limpiezas posteriores.
Lo mejor es:
- Realizar una limpieza profunda con un producto neutro.
- Consultar con el proveedor si existen productos recomendados de renovación superficial.
- Evaluar el estado del suelo y su capa de desgaste para descartar un deterioro mayor.
¿Es difícil mantener un suelo SPC?
No, todo lo contrario. Una de las grandes ventajas del SPC es su fácil mantenimiento. A diferencia de los suelos de madera natural o algunos pavimentos más delicados, limpiar un suelo SPC es una tarea sencilla, rápida y segura si se siguen unas pautas mínimas.
Además, su durabilidad, resistencia al rayado y tolerancia a la humedad lo convierten en una solución ideal tanto para viviendas como para entornos profesionales de alto tránsito.
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